Cuando el cuerpo habla

Nuestra vida está llena de historias a las que podríamos llamarles las del quiebre. Algunas más dolorosas que otras, algunas más profundas. Siempre va a depender de lo que nos esté sucediendo a cada uno y cómo lo estemos viviendo. Pero cuando llega una enfermedad, ese es el quiebre en donde realmente nos detenemos, porque nos sentimos totalmente vulnerables y es ahí donde recién nos vamos a permitir empezar a ver que necesitamos un cambio.

Pero ese cambio tiene que ser desde un lugar donde busques sanar, no curar. Porque esa enfermedad también tiene una historia, también tiene un “para qué”. Y te viene a ayudar de la misma manera que aquellas que te parecieron un poquito más superficiales. Solamente tenés que encontrar el “para qué”.

Porque de nada sirve tratar de curar si no sanamos, porque de una manera u otra, una vez más vas a estar en el mismo lugar. Y quizás al principio te parezca difícil salir de ese lugar, pero no es así. Fíjate qué es lo que te está tratando de decir, porque para algo llegó. Fíjate qué te estaba sucediendo, qué estabas pensando, qué estabas resistiendo. Esa es la clave: buscar la información que tiene la enfermedad, porque ahí está la posibilidad de sanar, siempre y cuando estés dispuesto o dispuesta a permitirte esa mirada de vos mismo. Eso es clave.

No rechaces, no te etiquetes, no sos un diagnóstico, pero sí sos una historia que espera ser abierta para que la puedas escuchar, la puedas procesar y, por supuesto, la puedas sanar.

Te mando un beso.

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